Para continuar generando valor en el futuro, las compañías deberán tener una hoja de ruta en la que la sostenibilidad se integre con los aspectos económicos.
Disrupciones como la COVID, sus consecuencias económicas y sociales, así como los grandes desafíos del cambio climático y la pérdida de ecosistemas y la biodiversidad, con los que se relaciona el incremento de la frecuencia e intensidad de las pandemias[1], aceleran la necesidad de cambio de modelo a todos los niveles para crear un futuro sostenible. Un cambio en el que las empresas, como vínculo entre los gobiernos y los ciudadanos, tienen un rol clave. Estas a su vez se enfrentan tras las crisis socioeconómicas como la actual a retos adicionales sobre cómo asegurar la continuidad de sus negocios y de sus cadenas de suministro, cómo garantizar la salud y seguridad de sus empleados y clientes o cómo adaptarse a posibles cambios de hábitos de compra y ocio de sus clientes.
Todas ellas, tanto las grandes como las pequeñas y medianas empresas, deben entender que para seguir siendo competitivos y generar valor, es necesario evolucionar en la forma de gestionar los negocios e integrar los aspectos ambientales, sociales y de gobierno en el enfoque económico.
Esta evolución hacia la sostenibilidad supone añadir la perspectiva del largo plazo y permite a las compañías estar preparadas para afrontar los riesgos y aprovechar las oportunidades que presenta un entorno cada vez más cambiante. Asimismo, permite desarrollar la flexibilidad y la adaptación necesarias para reaccionar con agilidad a corto y a largo plazo, y tener, por tanto, una mayor probabilidad de recuperarse ante las crisis y de continuar generando valor, no solo para sus accionistas, sino para la sociedad.
Y esto que hace unos años suponía una ventaja competitiva, ahora es un imperativo, incluso una cuestión de supervivencia. La sostenibilidad ha pasado de ser "conveniente" a "obligatoria" para las empresas, una obligatoriedad que está siendo impulsada por los distintos grupos de interés.
Muestra de ello es la creciente conciencia social por el consumo responsable, por la cual los clientes están dispuestos a decantarse por determinados productos o servicios más sostenibles, o la licencia social para operar, que puede implicar retrasos e incluso paralizaciones de proyectos por sus impactos negativos en el medio ambiente o en la sociedad. También el regulador, que impulsa el desarrollo de estrategias de sostenibilidad a través de la obligatoriedad del reporte de la información no financiera (aspectos ambientales, sociales y de gobierno). Asimismo los inversores evalúan a las compañías de acuerdo a criterios ambientales, sociales y de gobierno para poder tomar decisiones de inversión más informadas, y las entidades financieras vinculan determinados productos al desempeño sostenible de las empresas, estableciendo objetivos de posicionamiento en índices de sostenibilidad o de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, por ejemplo. Todo esto se ve reflejado también en las cadenas de suministro, que cada vez están más acostumbradas a cumplir requisitos de sostenibilidad para poder trabajar con determinadas compañías o acceder a licitaciones públicas.
Por ello, la sostenibilidad debe estar presente en la estrategia de las compañías, una estrategia que debe estar basada en las macrotendencias[2] y los riesgos globales[3] que no son solo económicos, sino que también son ambientales, sociales y de gobierno. La sostenibilidad también debe estar integrada en la gestión del día a día de la organización, en todos los ámbitos, ya que es un concepto transversal: la sostenibilidad es cosa de todos y es necesario que las decisiones, a todos los niveles, se tomen teniendo en cuenta no solo criterios económicos, sino también ambientales, sociales y de gobierno.
Tenemos el gran reto de impulsar la sostenibilidad en las compañías para que operen con un propósito social, que contribuya al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la próxima década, dejando un mundo mejor a las generaciones futuras: sostenible y lleno de oportunidades.
[1] Reportaje del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente: Seis datos sobre la conexión entre la naturaleza y el coronavirus
[2] Informe World Business Council for Sustainable Development: Macrotrends and Disruptions shaping 2020 - 2030
[3] Informe del Foro Económico Mundial: The Global Risks Report 2020